jueves, 29 de octubre de 2009

Sin importar



Haces, deshaces, y vuelves a hacer, así es la vida. Haces una maleta, vas de viaje, la deshaces, la vuelves a hacer para volver... y la deshaces de nuevo. Haces planes con tus amigos, y puede que los deshagas, y puede que no, y puede que ni siquiera te acuerdes. Haces la cama, para deshacerla de nuevo. Barres el suelo, para que vuelva a llenarse de polvo. Comes para vivir... vives para comer? O para recordar a diario que no nos ha tocado la lotería? Vivo para superar una crisis aprovechada por los más ricos? O para olvidar el resto de cosas importantes, como por ejemplo que se debe cambiar el cepillo cada dos meses? O que gracias a las hormigas existimos?

Sin maldad, sin saber por qué entristezco cuando recuerdo momentos radiantes de felicidad, y sonrío cuando recuerdo los malos.

Siento que todas las rosas caen sobre mí y me arañan con sus espinas. Puede que me relaje la idea de sangrar, puede que poéticamente no resulte extraño morir por amor.

Mis escritos de niño pequeño se olvidan en un atardecer que nunca acaba, en un río sin final lleno de palabras obsoletas e inventadas. Tendré la tentación de hacerte rabiar, de querer escuchar esa canción contigo y llorar. Tengo en mis manos, muy a mi pesar, un papel azul en el que escribir mis canciones de amor, un papel azul...

Viajes y besos, resumen de amores truncados... de lazos desenlazados.

Hoy finaliza ese sentimiento que tenía de relax, no hay nada más triste que eso, y sin embargo, no me importa.